ROSY se recogió de la calle, iba detrás de los transeúntes, llamando la atención y pidiendo comida. Se refugiaba en un matorral para sentirse segura y seguir pidiendo ayuda. Está ya a salvo en una casa de acogida y es pura ternura, siempre dispuesta a tirarse boca arriba y entregar su abdomen a cuantas caricias lleguen. Una delicia de gatita.