Su carácter demasiado sociable, afable y cariñoso -que le hacía acercarse a todo el mundo a pedir mimos- le ponía en peligro en la calle donde vivía y donde no todo el mundo tiene una relación amistosa con los felinos. Tuvimos que llevarle a una casa de acogida donde ha dado rienda suelta a esa habilidad a la hora de relacionarse con las personas; eso sí, sólo apto para personas que busquen un gato cariñoso hasta cansar.