Lip junto a su hermano Earl son fruto de la irresponsabilidad de dueños que no castran a sus animales, nacieron para acabar en la calle. Rescatados a tiempo, son gatitos, ajenos a su propia tragedia, que no han sufrido trauma alguno. Juguetones, divertidos, alegres, dispuestos a dar y recibir mucho cariño, son unas auténticas maquinitas de ronroneo.