NANO solo tenía un mesecito cuando lo rescatamos de la calle. Estaba enfermo y maullaba pidiendo comida y calor. Ha llevado su socialización con gatos adultos, porque no había más cachorros con los que compartir. Así nos ha salido: valiente, equilibrado, sin temores, atrevido, y sobrado de todo ello. Hasta en el cariño que ha aprendido a regalar, sobrado de cariñoso. Un placer convivir con él .