Siro junto al resto de sus hermanos fueron abandonados en una caja de cartón, todavía con cordón umbilical, estos cachorritos se han criado a biberón y socializados juntitos. Tremendamente acostumbrados a las personas y acompañándose constantemente en sus juegos, han crecido sanos y felices, ajenos a la tragedia que se cebó con ellos. Son gatitos todos ellos equilibrados, muy positivos, activos, divertidos y muy necesitados del contacto humano.