Dominó se recogió con el resto de sus hermanos, una camada como otra cualquiera de la calle. No obstante su caso fue especial porque a diferencia de sus hermanos que salieron todos adoptados, Dominó tardó mucho en socializarse, valorar y agradecer la compañía humana. Pero ese tiempo quedó atrás y Dominó está preparado para encontrar a su familia. Es un gatito eternamente cachorro, juguetón, divertido y muy cariñoso, acude cuando se le llama y ronronea como ninguno. Optimista y muy agradecido, será un compañero de vida muy especial cuando, en su nuevo hogar, se sienta plenamente seguro.