En realidad, se trata de un problema que se da a menudo en un gato, incluso siendo efectivamente él quien demanda caricias, se sube a nuestro regazo para que le acariciemos y al rato, puede mordernos o darnos un zarpazo.
En realidad, se trata de un problema que se da a menudo en un gato, incluso siendo efectivamente él quien demanda caricias, se sube a nuestro regazo para que le acariciemos y al rato, puede mordernos o darnos un zarpazo.