Esta es una pregunta que se plantean las personas que circunscriben la castración a una mera solución para impedir que una gata se quede preñada. Pero es que la castración tiene un alcance que va mucho más allá del simple hecho de anular la posibilidad de un embarazo en la gata. Aparte de impedir un embarazo, la castración tiene BENEFICIOS tanto a NIVEL FÍSICO como a NIVEL PSICOLÓGICO muy importantes y que influyen de la misma manera, tanto si un gato sale de casa o no sale ni se relaciona con sus semejantes.

Beneficios físicos de la castración - En las hembras, la castración elimina el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con los ovarios o el útero, como por ejemplo el cáncer o la piometra, entre otras. Asimismo, reduce el riesgo de enfermedades inducidas por hormonas, como por ejemplo cáncer de mama o falsos embarazos. - En machos, la castración elimina el riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con los testículos, como por ejemplo cáncer, y reduce el riesgo de sufrir enfermedades inducidas por la testosterona.

Beneficios psicológicos Imaginemos por un momento que nos veamos sometidos a una necesidad fisiológica a la que no podamos dar respuesta, es fácil comprender que nos sentiríamos muy frustrados y eso agriaría nuestro carácter e influiría en nuestro comportamiento. Pues lo mismo les pasa a los gatos, la frustración sexual a la que se ven sometidos afecta su carácter dando lugar a comportamientos poco sociables. Pueden volverse más despegados o cariñosos en exceso (gatas), inquietos, irritables, agresivos ,... Al reducir las hormonas sexuales (estrógeno, progesterona y testosterona), la castración tiene repercusiones sobre el comportamiento del animal : Los machos no sienten la necesidad de marcar su territorio, por ello reduce o anula prácticamente la posibilidad de que marquen u orinen donde no deben. De la misma manera, también reduce otros comportamientos territoriales agresivos que se suavizan notablemente. Al ser castradas, las hembras reducen/eliminan su interés por los gatos y desaparece el celo que suele manifestarse por una actitud desbordadamente cariñosa o a veces agresiva y por un maullido muy fuerte por el que llaman a los machos. Después de una castración, el gato solamente cambia radicalmente aquellas conductas ligadas a sus hormonas. El gato se suele volver más dócil, tranquilo y cariñoso al anularle una inquietud que no puede satisfacer y que le frustra enormemente.