Una buena convivencia con un gato es una experiencia muy fácil y apasionante siempre y cuando sigas un principio básico: Respétame y te respetaré. Los gatos no se someten, o se respeta su forma de ser o no conseguiremos que nos quieran.
1.- Esto es un gato, no un perro. Aunque obvio, todos los primerizos tienen al perro como referencia. Los perros fueron domesticados hace más de 30.000 años y han interactuado con el humano desde entonces, soportan gritos y dominación. En cambio, el gato empieza a relacionarse con el ser humano mucho más tarde, cuando éste ya es agricultor porque puede alimentarse de los roedores que amenazan las cosechas. Esto significa que fueron los gatos los que se domesticaron a sí mismos y se acercaron al hombre. Deciden por sí solos si aceptan o no aceptan una relación, no se les puede castigar ni gritar y ni se te ocurra pensar en pegar para conseguir nada de él. Son seres libres. Respétalo.
2.- Tu casa es su territorio Nunca serás propietario de un gato, sólo vivirás con él. El gato es de la vida, de nadie más. Y tu casa es su territorio porque ahí es donde él consigue los recursos para sobrevivir. Todo lo que hay en ella es suyo, ya sea la cuna del perro, tu sofá favorito o tu cama. Son animales sibaritas que buscan los sitios más cómodos y calentitos o fresquitos. Respétalo. 3.- Tu gato te quiere Aunque su demostración no sea vehemente como la del perro, se manifiesta con otros códigos, más suaves, silenciosos, relajantes. El restregarse con tus piernas, su ronroneo cuando lo acaricias, su presencia cercana, sus cabezazos, el amaseo, el colocarse panza arriba, el parpadeo lento, la siesta en tu regazo, todas son manifestaciones de que te quiere, aunque sutiles.
4.- Tu gato necesita estímulos Si pensabas que hay que dedicarle menos tiempo que a un perro, te has equivocado. Hay que dedicarle tanto tiempo, sólo que sin necesidad de sacarlo a la calle. Como gran cazador que es, tiene mucha energía a la que necesita dar rienda suelta, si no lo hace, se frustrará y empezarán los problemas de comportamiento. Hay que jugar con él unos 30 minutos diarios con juguetes que simulen su presa.
5.- Puede ser más fácil convivir con dos que con uno solo. De esta forma, satisfarán juntos sus necesidades de juego y ejercicio, reservando para ti su necesidad de afecto. No todos los gatos necesitan de otro gato, pero si son cachorros, es cierto que adoptar a dos y que crezcan juntos es la mejor de las opciones.
6.- Mucho ojo con ventanas, terrazas y balcones Su instinto de depredador unido a su gran curiosidad le pueden jugar malas pasadas y no se lo piensa dos veces a la hora de tirarse a por cualquier pájaro que vuele a su altura. Hay que proteger esos espacios con redes o mosquiteras.
7.- El gato es un animal longevo Si la esperanza de vida de un gato callejero es de entre 3 y 6 años, un gato en un hogar alcanza una esperanza de vida MEDIA de unos 12 años, pero es muy frecuente encontrarse con gatos mucho más mayores (18-20 años) gracias a un buen cuidado. Son muchos años, un cuarto de nuestra vida con ellos, hay que tenerlo muy claro a la hora de adoptarlo.