Archivos de categoría: Aprendiendo a conocer a nuestro gato

Este verano está siendo el más caluroso de los últimos 40 años en España y las elevadas temperaturas afectan tanto a las personas como a nuestr@s peludit@s, que son mucho más sensible al calor. Los gatos no sudan, y al no contar con la misma capacidad de termorregulación corporal, pueden ser víctimas de un golpe de calor.

Sabemos que los gatos necesitan tener unas uñas sanas para explorar el mundo y comunicarse con otros congéneres a través de las marcas visuales y olfativas que dejan con los arañazos; También las necesitan para cazar cuando viven en un entorno natural y hasta para liberar su estrés; arañar es un comportamiento innato en los gatos. Cuidar las uñas de vuestr@ pelud@ en casa es necesario para su salud mental y física, además así podremos evitar dolorosos arañazos accidentales durante sus juegos.

Seguro que muchas veces os has pasado, que cuando os ponéis a comer, vuestro peludit@ se planta delante de vosotr@s y empieza a poner ojitos y a hacer monerías con el fin de conseguir que le deis un poquito de lo que estáis comiendo.

Un buen día podéis plantearos incorporar un peludit@ a vuestra vida; seguro que tenéis muchos motivos para querer hacerlo, pero se trata de una decisión tan importante, que debéis meditarlo y consensuarlo con todos los miembros de la familia, pues todos vais a veros implicados en esta gran aventura.

Desafortunadamente, hoy en día todavía hay muchas gatas en la calle que no están esterilizadas y que se pasan gran parte de su vida preñadas y pariendo, lo que su pone un gran desgaste físico para ellas y un gran esfuerzo para criar y mantener a salvo a sus cachorros; aún así ellas están dispuestas a luchar y hacer todo lo necesario para que sus bebés salgan adelante.

El gato persa desciende del gato turco de angora. Geográficamente su origen se sitúa en la zona de la antigua Persia (actualmente Irán) y Ankara en Turquía, de ahí su nombre.

ORIGEN

Los primeros indicios de su existencia datan del siglo XIV. Proviene del antiguo reino de Siam, actualmente Tailandia, donde estos gatos eran venerados en los templos y cuidados por los monjes. A estos gatos los denominaban “Diamantes de Luna”, lo que nos permite hacernos una idea del valor que tenían para los monjes y aristócratas siameses; sólo los poseían las familias bien situadas, puesto que se consideraban un bien muy especial. A nuestro continente llegaron de la mano del rey de Siam en 1880 ya que regaló dos parejas de estos gatos al cónsul general inglés en Bangkok, quien los llevó a Londres.

El gato, con sus 30 millones de años de evolución, ha llegado a ser un cazador casi perfecto. Sus atributos físicos y su comportamiento han garantizado su supervivencia todo este tiempo. Su cuerpo está diseñado para ser fuerte, rápido y ágil y sus sentidos son muy finos. Los atributos físicos del gato están controlados por su sistema nervioso, que coordina todos los movimientos del animal. Hoy vamos a intentar conocer un poco más la anatomía externa de nuestro gato.

Si hay algo que impresiona y llama la atención cuando miras a un gato, sin duda son sus ojos, esos ojos penetrantes y llenos de misterio que nos transmiten mucho más de lo que imaginamos.

Como ya comentamos la semana pasada, el leguaje que más utilizan los gatos es el gestual. Seguramente habréis visto más de una vez como los gatos mueven su cola, esto no es un simple juego, sino que en general tratan de comunicarnos algo. Los gatos se comunican a través de movimientos de su hocico, de sus ojos, de sus orejas y, sobre todo, de su rabo, que quizás sea el movimiento más apreciable dentro de la comunicación gestual de los gatos.